Los datos sísmicos revelan mega ondas del tsunami de impacto de dinosaurios
Hace unos 66 millones de años, un gran asteroide de unos 10 kilómetros de diámetro golpeó la Tierra en lo que hoy es el Golfo de México. El impacto formó el cráter Chicxulub, que tiene unos 200 kilómetros (125 millas) de ancho, a lo largo de la costa de la península de Yucatán. El impacto habría arrojado miles de millones de toneladas de polvo a la atmósfera, enfriando significativamente el clima de la Tierra y conduciendo a la Extinción Cretácico-Paleógeno, un evento de extinción global responsable de la eliminación de aproximadamente el 80% de todas las especies de animales, incluidos los dinosaurios.
Basado en modelos de computadora publicados en 2019, el impacto también generó un tsunami con olas de hasta 1,5 kilómetros (o casi 1 milla) de altura.
Ahora, por primera vez, los científicos han descubierto evidencia directa de este tsunami a unos 1.000 kilómetros (620 millas) del lugar del impacto. Las imágenes sísmicas de las capas subterráneas de Luisiana muestran estructuras sedimentarias fosilizadas asociadas con corrientes de agua observadas durante un tsunami.
Las imágenes sísmicas se utilizan ampliamente en la exploración de petróleo y gas. Gary Kinsland, geofísico de la Universidad de Luisiana, Lafayette, analizó datos de imágenes sísmicas del centro de Luisiana proporcionados por Devon Energy, una empresa que explora áreas que rodean el Golfo de México.
A una profundidad de 1.500 metros bajo tierra, en rocas que datan de hace 66 millones de años, el equipo de Kinsland descubrió un campo de 16 metros (52 pies) de altura y 600 metros (aproximadamente 2,000 pies) de altura.
La investigación respalda los mega-ipples formados cuando el tsunami golpeó una costa antigua. Cuando el tsunami inundó la tierra, parte de la energía de las olas se reflejó de nuevo en el mar, formando ondas de arena simétricas en el lecho marino. Estos mega-ipples se retienen en los sedimentos porque se formaron bajo la base de las olas de tormenta erosionadas y luego fueron enterrados por lutitas de aguas profundas.
la estudio fue publicado en Earth & Planetary Science Letters.