El sedentarismo durante el embarazo afecta a la salud de la madre y también a la del feto
Hacer ejercicio durante el embarazo es una práctica beneficiosa para la salud tanto de la mujer como del feto, según ha recomendado la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, un estudio realizado en el Hospital Universitario y Politécnico de La Fe reveló que el 31,1% de las mujeres embarazadas son sedentarias.
La inactividad física durante el embarazo aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes gestacional, la hipertensión y el dolor lumbar. Por el contrario, realizar ejercicio durante esta etapa de la vida ayuda a la recuperación postparto y previene el sobrepeso y la obesidad.
Se recomienda incluir actividad física moderada de al menos 150 minutos semanales durante los nueve meses de embarazo. Además, el ejercicio también favorece el desarrollo neurológico del feto y reduce el riesgo de obesidad en el futuro.
Es importante adaptar el tipo de ejercicio a las condiciones de la embarazada, siempre bajo la supervisión de profesionales especializados. Se recomienda realizar actividades que aumenten la flexibilidad y la fuerza muscular, evitando aquellas que puedan aumentar el riesgo de caídas o traumatismos abdominales.
Los profesionales de la salud desempeñan un papel importante en promover estilos de vida saludables durante el embarazo. También es crucial controlar el peso y seguir una dieta equilibrada durante esta etapa.
El ejercicio se debe adaptar a la rutina diaria de la embarazada, siendo recomendables actividades como caminatas, natación, paseos en bicicleta o yoga adaptado.
En resumen, practicar ejercicio durante el embarazo es beneficioso tanto para la madre como para el futuro bebé. Sin embargo, es crucial tener en cuenta las necesidades y limitaciones de cada embarazada, siempre con la supervisión de profesionales especializados.