‘Ahora podemos volver a ser felices’: vuelve el deslumbrante Carnaval de Río
Rio de Janeiro: Las principales escuelas de samba de Río comenzaron a organizar sus desfiles de carnaval retrasados, los primeros después de una pausa de dos años causada por la pandemia de COVID-19.
Las gigantescas y coloridas carrozas y los extravagantes bailarines de las escuelas comenzaron a ingresar a los terrenos del Sambódromo para desfilar frente a decenas de miles de fanáticos el viernes, la primera noche del espectáculo de una semana.
Ketula Melo, de 38 años, musa de la escuela Imperatriz Leopoldinense disfrazada de la deidad Iemanja de las religiones afrobrasileñas, estaba encantada de ir al Sambódromo.
“Esos dos años han sido horribles. Ahora podemos volver a ser felices”, dijo Melo mientras se preparaba para entrar, ataviada con un traje blanco y negro hecho de conchas marinas que apenas le cubría el cuerpo.
El Sambódromo de Río, un estadio especialmente diseñado, ha albergado el desfile desde la década de 1980. Durante la pandemia, albergó a más de 400 personas sin hogar y también sirvió como centro de vacunación.
Brasil confirmó sus primeros casos de coronavirus a mediados de marzo de 2020, justo después del final de las festividades de carnaval de ese año. La edición de 2021 se canceló rápidamente debido al auge de la variante Delta. Más de 663.000 personas han muerto a causa de la COVID-19 en Brasil, la segunda cifra más alta del mundo, según Our World in Data, un sitio de investigación en línea.
Comunidades enteras se movilizan en torno a escuelas (clubes) de samba en competencia, cuyos espectáculos no solo son motivo de orgullo sino también de empleo, ya que los preparativos requieren innumerables costureras, soldadoras, costureras, etc. Hay meses de ensayos para bailarines y percusionistas, para que los participantes puedan aprender la melodía y la letra de su canción escolar. La pandemia trastocó esta forma de vida durante dos años.
Sao Paulo también inició su desfile de carnaval el viernes por la noche. Los desfiles de las dos ciudades suelen tener lugar en febrero o marzo, pero sus alcaldes anunciaron en enero que pospondrían el carnaval dos meses debido a la preocupación por la proliferación de la variante Omicron.
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