Al pediatra que trató a la mitad de City Bell se le niega un medicamento vital
El pediatra de la ciudad necesita medicamentos, pero debido a estas cosas, la burocracia estatal no. No importa si pasó 50 años cuidando a vecinos indigentes de forma gratuita o si se mudó de casa en casa en su Peugeot 404 celeste en los años 80 para visitar a sus pacientes o madrugadores. para ayudar a los padres en cualquier momento para una consulta telefónica. (o personal, niño en brazos), o los incansables viajes de ida y vuelta desde Cantilo y Centenario, donde estaba su casa, hasta el ayuntamiento de Arturo Seguí, donde se atendía a los niños de este humilde y escasamente poblado barrio.
El doctor Álvaro Cortés ha dedicado su vida a esto, a tranquilizar a padres angustiados y asustados ya curar a niños, con poca medicación, mucha sabiduría y una sonrisa en su sencillo consultorio. Hoy, retirado y en una traidora burla del destino, el IOMA le niega los medicamentos que necesita para llevar a cabo con éxito la extraña enfermedad neurológica que padece, llamada «Demencia con Cuerpos de Lewy», la que padece. El gran ganador del Oscar también sufrió. Robin Williams.
La enfermedad provoca problemas cognitivos y el único fármaco que los previene es el hidrocloruro de donepezilo, el que IOMA se niega a dar en la dosis que necesita el paciente, que lleva una marca en particular que es la única que se le ha dado. resultados hasta ahora. positivo en su tratamiento, según explicó a este diario la esposa del médico.
Hace unos días, uno de sus hijos publicó un rudo mensaje en Facebook describiendo la situación, lo que generó innumerables reacciones a favor del médico que se ocupaba de la salud de gran parte de los habitantes. de City Bell desde el año. 73 hasta -cuando la localidad era un pueblo- hasta hace unos años.
Al relatar una anécdota del 8 de abril en un diálogo que tuvo con su padre, dijo en este post que “ahora, unos meses después, necesita el doble de medicación que necesitaba en ese momento. por su enfermedad. Fue a su médico y se lo recetó y lo describió, con la claridad de buenos médicos, en la historia clínica. Y fuimos a IOMA. Pero a la persona que nos atendió le pareció que mi padre no necesitaba la dosis recomendada por el neurólogo ”.
Una dosis que le ayuda a afrontar mejor su enfermedad y que necesita sin dilación, pero a la que la burocracia estatal, o la mala voluntad del empleado de turno, le impide acceder. Las llamadas no tardaron en llegar a la redacción y a los columnistas de los medios, que no se sorprendieron con el mensaje: pocas personas pueden ganarse tanto cariño como el que el Dr. Álvaro Cortés, quien ha acompañado a tres generaciones de su bonhomie que trasciende el trato entre el profesional y el paciente
Y la preocupación de una familia se transformó en la de cientos de ciudadanos que lo conocieron de toda la vida, los que apenas visitaron su oficina un par de veces o los que lo vieron cientos de veces tomar un café en Cantilo con su inseparable esposa. La victoria. A nadie le es indiferente la situación y el desamparo que genera en toda una comunidad agradecida con el médico de la ciudad e indignada por la solución que no llega, por simple que parezca.