La pandemia puede ayudarnos a desarrollar la resiliencia y a ser más empáticos y altruistas
Ansiedad, angustia, mal humor, depresión. Y la lista de síntomas que amenazan la salud mental continúa. La pandemia del COVID-19 y el estilo de vida que ha provocado ha creado malestar y malestar entre los argentinos que van más allá del plano físico. Y como toda la sociedad debatía y se cuidaba de no contagiarse del famoso virus, poco a poco iban apareciendo o empeorando otras enfermedades.
El neurocientífico argentino Facundo Manes lo llamó “la otra pandemia”. Atentos a esta problemática, desde la fundación INECO estudiaron estos efectos y se comprometieron a brindar herramientas para atravesar esta era. Y no sólo «pasar» de la mejor manera posible, sino incluso «revertir la situación» y poder salir fortalecidos, con recursos que son útiles incluso cuando todo esto es del pasado. «No se puede separar la salud física de la salud mental. Definición de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como un completo bienestar físico, mental y social. Por eso, es muy importante brindar herramientas para solucionar este problema ”, explicó a Infobae El Científico.
En la misma pagina el doctor Julián Pessio, miembro del departamento de psiquiatría y co-coordinador de la clínica de ansiedad y trauma del INECO, definió: “La salud mental no es solo la ausencia de enfermedades, es un estado de bienestar en todas las áreas en las que las personas prosperan. Está en constante construcción tanto a nivel personal como en interacción con los demás. Es nuestro deber tomar medidas para una salud mental adecuada, tanto para nosotros como para quienes nos rodean. «
La idea es poder lograr el bienestar durante y después de la pandemia. Y para capitalizar a nuestro favor todo lo que esta etapa deja como aprendizaje. Para ello, entra en juego algo como un «superpoder» o un «antídoto»: Resiliencia. Esta capacidad del ser humano para superar de forma adaptativa situaciones de adversidad. Es el conjunto de factores y mecanismos que permiten superar situaciones de adversidad. Manes lo explicó así: «La buena noticia es que más allá del dolor que estamos atravesando y que vamos a aguantar, una adaptación positiva es muy posible. A lo largo de la historia se ha observado que en situaciones graves y críticas, muchas personas y sociedades desarrollan su resiliencia. Nos da la fuerza psicológica para afrontar el estrés y las dificultades. Y los humanos que son resilientes encuentran una manera de cambiar de rumbo, sanar emocionalmente y seguir avanzando a pesar de la adversidad.
La dinámica para desarrollarla surgió de un choque inicial, el dolor de una situación con un fuerte impacto emocional y social. «Muchos de nosotros comenzaremos a experimentar nuevos sentidos de propósito y significado en la vida.. Surgirán nuevas fuerzas internas, nueva confianza. Una cosa que ya está sucediendo y que debemos continuar en esta dirección es una mejor apreciación de los vínculos y relaciones que tenemos. Podemos volvernos más desinteresados y compasivos como resultado de todo este impacto.
Que el bienestar de los demás y del colectivo sea más valioso que el propio éxito o el estado individual es algo inherente a la resiliencia. La supervivencia humana y la capacidad de adaptación a situaciones difíciles viene con “el otro” y “salvar al que puede” no conduce a ningún puerto. “Es muy posible que a nivel comunitario surja un espíritu común de propósito y cooperación que nos lleve a un mayor nivel de integración. Es como si en lugar de vernos a nosotros mismos como individuos aislados, empezáramos a fusionarnos como un todo y nos hiciéramos más conscientes de que la supervivencia está indisolublemente ligada a los demás ”, explicó el médico.
Y continuó: «Los estudios científicos muestran que las personas que son capaces de controlar un evento estresante moderado, como la enfermedad de un ser querido, la mudanza de un amigo o una ruptura temprana, desarrollan resistencia a otros eventos estresantes. La inoculación antiestrés funciona como una vacuna que produce inmunidad ante situaciones estresantes ”.
La siguiente pregunta es cuáles son las herramientas o mecanismos para lograr esta mejora. Manes respondió: “El hábito y la extinción es una forma. Esto significa que estar expuesto a un estímulo de manera repetida y constante atenúa nuestras respuestas neuronales negativas hasta el punto de desactivarlas. Otra herramienta es la «Reevaluación cognitiva de las emociones», que es cambiar la forma en que nos sentimos cambiando nuestra forma de pensar ”.
Y concluyó: “También está el ‘reprocesamiento de los recuerdos’, es decir, la evocación de recuerdos que nos perturban y revisarlos sistemáticamente puede cambiarlos. Es fundamental tener un propósito, valores, un horizonte y un sentimiento de pertenencia. Otra característica muy importante de una persona resiliente es la Compromiso con una intención vital y significativa o un sistema de creencias morales bien definido.«.
Para profundizar en este conocimiento, el 28 de octubre, la Fundación Ineco organizará la primera Simposio Virtual Internacional sobre Neurociencia y Bienestar, con los mejores expertos argentinos y reconocidos profesionales del exterior que también participarán. En esta ocasión, el tema será «Construyendo la neurociencia del bienestar durante y después de la pandemia«.
Datos del simposio
1er Simposio Virtual Internacional de Neurociencias y Bienestar
Ellos organizan: Fundación INECO y Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Con fecha de: 28 de octubre, de 14 a 19 h.
Inscripción: https://simposio.fundacionineco.org/
Contactar: https://www.fundacionineco.org/ Marcelo T. de Alvear 1632 – C1060AAF – CABA – [email protected]
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