Las próximas elecciones presidenciales de Costa Rica tienen muchas opciones:
Costa Rica elige este domingo a su próximo presidente entre 25 candidatos, una cifra sin precedentes en una de las democracias más sólidas de América Latina que, tras buscar alternativas, vuelve a mirar a los partidos tradicionales para garantizar su estabilidad histórica.
El expresidente José María Figueres (1994-1998), del Partido Liberación Nacional (PLN), de centroizquierda, encabeza la lista con el 17,01%, seguido por Lineth Saborío del PUSC (Partido Unidad Social Cristiana), con el 12,86%.
Ambas agrupaciones, aunque sin apoyo mayoritario, vuelven a liderar las elecciones luego de 8 años del progresista Partido Acción Ciudadana (PAC), que pese a haber roto el bipartidismo PLN-PUSC del siglo XX, termina desacreditado y sin capital político.
“Muestra el desgaste de dos mandatos (2014-2018 y 2018-2022), con la impopularidad del presidente (Carlos Alvarado) en 72%, la más alta desde que se empezó a rastrear este número en 2013”, dijo el analista político. Eugenia Aguirre.
Detrás de Saborío viene Fabricio Alvarado, de la conservadora Nueva República, con el 10,27% de las adhesiones. Pero nadie tiene el puesto asegurado.
Si ningún candidato obtiene el 40% de los votos en las elecciones del 6 de febrero, habrá una segunda vuelta el 3 de abril, con los dos primeros lugares.
Indecisos: un factor clave
A diferencia de muchos países de la región, Costa Rica no ha tenido conflictos armados desde 1948, cuando abolió su ejército, ni dictaduras desde 1919. Fue precisamente el expresidente José Figueres Ferrer, padre del hoy candidato predilecto, quien ilegalizó las Fuerzas Armadas.
Costa Rica, conocida por su activismo ambiental y por tener una energía casi 100% renovable, es también el primer país latinoamericano en el ranking mundial de felicidad 2018-2020.
Pero esa alegría se ve ensombrecida por la desconfianza en sus políticos, según las tendencias de votación. Hay un 31,8% de votantes indecisos entre los 3,5 millones de costarricenses habilitados para votar.
“Se debe a un aumento de personas en el electorado, menores de 40 años, que han vivido tiempos en los que no solo los problemas no se han solucionado, sino que se han agravado”, dijo el estudiante universitario Edgardo Soto.
Estos problemas incluyen desempleo (14,4% en 2021), pobreza (23% en 2021) y una economía con una deuda pública equivalente al 70% del PIB. Todo esto encendió las alarmas de los organismos multilaterales.
La situación se agravó con la pandemia del covid-19, que golpeó duramente al turismo, una de las principales fuentes de la economía costarricense.
“También han surgido otros problemas, como la corrupción, que lleva a la falta de credibilidad en la capacidad y honestidad de los políticos”, dijo Soto, quien aún no sabe por quién votar el próximo 6 de febrero.
En los últimos 13 años, dos expresidentes enfrentaron juicios por corrupción (uno fue condenado) y recién en 2021 estallaron dos casos de irregularidades en obras públicas, en los que incluso se vieron involucrados ministros, situación pocas veces vista en esta nación.
Insatisfacción, Apatía y Fragmentación
Otro porcentaje que refleja el descontento popular y la apatía sostenida, según la politóloga Gina Sibaja, es el abstencionismo. En 2018 fue el 34,3% de los votantes habilitados.
Que el PLN y el PUSC lideren las encuestas no sucedía desde 2002. Aunque, para Alejandro Molina, analista del Observatorio de Política Nacional (OPNA), los indecisos alterarán los porcentajes.
Como en 2018 cuando, a dos semanas de las elecciones, Carlos Alvarado ocupaba el sexto lugar con el 5,6%, pero llegó a la presidencia.
Los contendientes saben que, si llegan a la presidencia, manejar el gobierno no será fácil.
“Si uno piensa que va a encontrar un jardín de rosas, eso no va a ser en este gobierno (…) Costa Rica está en un momento de crisis social, económica y política. Tenemos que unir a este país”, dijo a la AFP el candidato Saborío.
Para el candidato Figueres, el número de candidatos presidenciales “es un reflejo de esa frustración que ha ido creciendo”.
“Si hay 25 opciones para presidente es porque los partidos no están viendo todas las necesidades de una sociedad que cambia”, agregó Figueres, quien fue investigado en 2004 por una supuesta asesoría irregular, pero no se encontró dolo.
“Yo entiendo que la gente es desconfiada (…), los han estafado durante años. Pero esta vez hay más esperanza”, dijo el economista y candidato Rodrigo Chaves, de Progreso Socialdemócrata, cuarto en las encuestas.
Más allá de la diversidad de posiciones, los ciudadanos confían en su estabilidad histórica. “Espero que las elecciones se celebren en paz y con respeto a los valores democráticos a los que se nos acusa”, dijo el empresario Josef Sauter, también indeciso.
Escrito por David GOLDBERG
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