Repensar la actividad física en tiempos del Covid-19
La noción de bienestar es una de las preocupaciones más estudiadas en nuestras sociedades contemporáneas. Generalmente comprende diferentes ámbitos, como la salud física y mental, el éxito social y económico, la autoestima, el descanso y el placer, entre otras cuestiones que lo convierten en un concepto sumamente complejo y hasta parece utópico. Dentro de estas líneas, la alimentación y la actividad física para asegurar el bienestar han sido dos de los grandes polos estudiados en las consecuencias que traen en nuestra vida diaria.
Todos hemos sido testigos de cómo han cambiado aspectos de nuestra relación con la comida en tiempos de Covid-19. ¿Qué está pasando con la actividad física? La actividad física en pocas palabras es mover el cuerpo, independientemente de que se practique o no un deporte o de que asistas o no a un gimnasio para entrenar. Al igual que ocurre con la alimentación, los tipos de actividad física que se realizan se estratifican según segmentos sociales, género y otras características de la población.
De esta forma, de forma cíclica, también vemos tendencias que van y vienen en cuanto a los tipos de ejercicios y entrenamientos que se practican en la sala, cada uno de ellos prometiendo ser la nueva revolución para lograr una imagen corporal cada vez más soportada. por normas sociales que poco tienen que ver con la salud y mucho con la estética. El caso es que la forma en que se ejercitaban antes del Covid-19, para muchos, era una cuestión de distinción social, en el sentido de que existía una exclusividad en el tiempo, en la posibilidad de acceder a una habitación, en poder pagar el precio de una habitación. ese entrenamiento súper exclusivo.
El encierro por Covid-19 vino a revolucionar estas percepciones. Ahora los que quieren seguir formándose haciéndolo desde casa tienen una multiplicidad de opciones gratuitas en las redes sociales que estaban ahí, antes de la pandemia, pero que fueron redescubiertas a raíz del encierro. La percepción de que para lograr un determinado tipo de cuerpo se hace solo en el gimnasio o pagando una membresía exclusiva tuvo que reajustarse. Sobre todo, las empresas de esta industria tendrán que reinventarse ofreciendo innovaciones en línea que ofrezcan al usuario final un beneficio adicional al hecho de que existen millones de capacitaciones en línea gratuitas.
Al igual que ocurre con la dimensión social de la alimentación, la dimensión social del ejercicio en el salón tiene consideraciones que ya no funcionan de forma aislada. Por ejemplo, el atractivo de ir a una sala de ejercicios es el factor de interacción social. En muchos casos, para algunas personas esto representa un aspecto negativo, ya que parte del atractivo de ir al gimnasio es socializar y obtener motivación del control social que ejerce la mirada del otro. En otros casos, esto podría ser un aspecto positivo, como en el caso de las personas que quieren empezar a hacer ejercicio, pero se intimidan al entrar a un gimnasio como novatos y solo ver cuerpos esculpidos a su alrededor. El control social representa, pues, un arma de doble filo, según el cristal a través del cual se mire.
La llegada del virus puso en perspectiva la forma en que diferenciamos los diferentes tipos de entrenamiento, en algunos casos, dando un valor justo a lo que ofrecen en cuanto a acondicionamiento físico sin más ni menos.
Gorjeo: @Lillie_ML
Columnista de alimentación y sociedad
PUNTO Y CÓMO
Columnista de alimentación y sociedad. Gastronauta, observador y entusiasta. Es investigadora en sociología de la alimentación y nutricionista. Es presidenta y fundadora de Funalid: Foundation for Food and Development.
«Jugador incondicional. Evangelista del alcohol. Erudito televisivo incurable. Pensador certificado».