Reseña de ‘The Last Thing He Wanted’: Cómo no filmar un thriller literario
En un ejemplo revelador de lo mal que le pueden pasar cosas a las personas creativas, la búsqueda presenta Lo último que quería. ¿Cómo podría un director tan estelar como Dee Rees (Fangoso, Marginado) ¿Estaría tan equivocado al adaptar una novela de 1996 de la gran Joan Didion, con un elenco dirigido por Anne Hathaway, Ben Affleck y Willem Dafoe? Este es el Anexo A.
La inconsistencia se manifiesta en este original de Netflix, un thriller político de la década de 1980 que Rees escribió con Marco Villalobos. Anne Hathaway, su luz natural se ha reducido a cero, interpreta a Elena McMahon, una periodista de DC a la que le dijeron que dejara de cubrir el escándalo de la era Reagan que estaba cubriendo, sobre la financiación estadounidense de los anticomunistas contras en Estados Unidos. Nicaragua. Su nueva asignación a lo ficticio Puesto atlántico (un Didion menos tímido llamado el real El Correo de Washington) es informar sobre la campaña de reelección del presidente en 1984. “Últimamente han sucedido cosas reales”, dijo Elena con voz en off. «Quiero saber por qué.» Buena suerte hermana.
En cambio, la película envía a Elena a trotar por Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Los Ángeles y Miami, por razones que aún no están claras. Hay algo en su padre asesino y demente, Richard (Willem Dafoe), que necesita que ella lo ayude a conseguir un último trabajo que la lleve de vuelta a los – espere – los Contras. Las cosas empeoran cuando Elena conoce a Treat Morrison, un diplomático turbio, interpretado por Ben Affleck como si le hubieran metido un palo en el culo de forma permanente. Por alguna oscura razón, que no tiene nada que ver con la química sexual, Elena se va a la cama con Treat. Por su parte, el burócrata parece mucho más emocionado de comerse un pastel con el secretario de Estado George Schultz (Julian Gamble).
En medio de estos actos confusos e inconsistentes, la divorciada Elena telefonea a su desafortunada hija en el internado, acepta un trabajo como empleada doméstica en un resort dirigido por un expatriado interpretado por Toby Jones y busca el consejo de su compañero periodista. Alma (Rosie Pérez). Si pudiera ayudarnos a negociar esta película, todos estaríamos en deuda con ella. No es como si Didion tomara alguna vez las manos del lector para obligarlo a atravesar la espesura de su mordaz prosa. Pero la mirada provocadora de la autora sobre la crisis moral de un periodista que se encuentra personalmente atrapado en la historia que cubre tiene la ventaja de un tema central. La película se satisface con una serie de detalles desconcertantes. En la novela, Didion denuncia sin piedad el núcleo hueco de la democracia estadounidense. En la película Lo último que quería se contenta con ser hueco. Es lo último que queríamos cada uno de nosotros.