Sonda de exploración solar Powdered Bones Line
La sonda Solar Orbiter, un proyecto conjunto de exploración solar Agencia Espacial Europea (ESA) esta a Nasa, encontró un problema antes de realizar su primer viaje alrededor del Sol: ¿cómo resistir la radiación y el calor?
Para soportar el viaje, la nave espacial, también conocida como SolO, tuvo que cubrirse con una capa de un tipo de material llamado SolarNegro, que tiene una fórmula inusual: huesos carbonizados en polvo.
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Uno de los objetivos era asegurar un escudo fuerte contra la radiación cósmica fuerte, ya que estos viajes alrededor del Sol exponen el dispositivo a 13 veces la cantidad de radiación que llega a la Tierra.
También vale la pena mencionar las temperaturas extremadamente altas, que podrían hacer que los metales se derritan. Es por eso que Solar Orbiter necesitaba protección adicional.
Solución lanzada por una startup irlandesa
La idea de utilizar SolarBlack surgió de la startup de biotecnología irlandesa. ENBIO – quien desarrolló previamente recubrimientos óseos sintéticos para implantes médicos y dentales. Para resolver el problema de la radiación y el calor, la empresa sugirió que el hueso podría proteger la sonda espacial de titanio.
sin embargo, el hueso sintético era de color claro y las pruebas mostraron que se oscureció después de una exposición prolongada a la luz solar, alterando la cantidad de calor absorbido y reflejado. Por otro lado, una capa negra podría garantizar que sus propiedades serían estables durante toda la misión.
El primer intento fue oscurecer el hueso sintético, pero no funcionó muy bien. Fue en este punto que llegó a la conclusión de que el material también debería carbonizarse por adelantado. La medida ayudaría a controlar sus propiedades de absorción de calor y evitaría daños durante el viaje. Sin embargo, esto no se pudo hacer con huesos artificiales.
ENBIO lo probó con una pequeña cantidad de polvo de hueso animal quemado y la ESA descubrió que era el material ideal para la misión solar. De hecho, además de ser negro, no deja residuos combustibles. Por lo tanto, cuando se calienta, no emite gases que puedan dañar la nave espacial.
En los próximos años, el Solar Orbiter cubierto de huesos se acercará más y más al Sol, lo que significa que, si todo va bien, podríamos ver que los huesos aplastados se convertirán en una parte importante de la exploración espacial en el futuro.
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Solar Orbiter se lanzó en 2020
Montado en el Reino Unido por Airbus, SolO se lanzó el 10 de febrero de 2020. Unos meses más tarde, en junio, la sonda llegó a distancia más corta del sol, unos 77 millones de km. Esto lo colocó entre las órbitas de Mercurio y Venus. Esto es un poco más de la mitad de la distancia entre la Tierra y nuestra estrella, o 149 millones de kilómetros en promedio.
Hasta la fecha, solo cinco naves espaciales se han acercado al Sol: Mariner 10 (lanzada en 1973), Helios 1 y 2 (en 1974 y 1976), Messenger (en 2004) y la sonda solar Parker (en 2018). Pero con el tiempo, SolO se acercará aún más, con una distancia de solo 43 millones de kilómetros a la vez.
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