Última oportunidad para salvar el Amazonas
Palabra de opinión de Juan Bello, Director Regional y Representante en la Oficina del PNUMA para América Latina y el Caribe con motivo del Día Internacional de la Diversidad Biológica, 22 de mayo de 2023.
El Amazonas es la selva tropical más grande del mundo y representa aproximadamente el 40% de las selvas tropicales restantes del mundo, y el agua que fluye en sus ríos representa casi el 15% del flujo global de ríos hacia los océanos. En total, el río Amazonas contiene una de las biodiversidades más ricas del mundo y alberga a casi 50 millones de personas y más de 400 grupos étnicos indígenas, con una enorme riqueza humana de culturas y lenguas. Este ecosistema megadiverso no solo es vital para los medios de subsistencia de la población local, sino que también desempeña un papel fundamental para abordar las crisis climáticas y naturales. Este es uno de los puntos de inflexión climáticos. Si colapsara, el equilibrio climático global se saldría de control en un proceso en cascada.
UNA SITUACIÓN URGENTE
El bioma amazónico ya ha perdido alrededor del 20% de su área original, y los expertos dicen que está llegando rápidamente a un «punto de no retorno», empujándolo hacia la sabana a menos que se tomen medidas urgentes. A pesar de su importancia global, se encuentra degradado por múltiples amenazas: deforestación, minería ilegal, ocupación de tierras públicas, incendios forestales, intrusión de agronegocios y grandes proyectos de infraestructura que no aplican las salvaguardas necesarias, con impactos directos sobre las comunidades indígenas y tradicionales y la biodiversidad. . Esta puede ser nuestra última oportunidad para revertir la destrucción de la Amazonía, y necesitamos una acción ambiciosa, coordinada y a gran escala en todos los países de la región.
ESPERANZA EN EL HORIZONTE
La cooperación y la acción internacional son esenciales para apoyar la rápida implementación de políticas nacionales y regionales para la protección, restauración y uso sostenible del bioma amazónico. La Amazonía es un ecosistema interconectado, que necesita soluciones y respuestas integradas, multidimensionales y con visión de largo plazo. Se necesitan con urgencia respuestas conjuntas y estructurales sobre la deforestación, el cambio climático, los recursos hídricos, los delitos ambientales y la bioeconomía.
Cuatro elementos clave podrían desencadenar una transformación rápida y sistémica para la protección de la Amazonía y sus pueblos:
1. NO HAY PROTECCIÓN AMAZONICA SIN PROTEGER A LOS PUEBLOS INDÍGENAS
Los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales son clave para detener y revertir la deforestación y proteger la biodiversidad. Históricamente y en la actualidad, se encuentran amenazados por una serie de delitos ambientales y violaciones a los derechos humanos. Apoyar a estos líderes, comunidades e instituciones que los representan es una parte esencial de la protección de la Amazonía, y la tenencia de la tierra es un tema clave que debe abordarse. Para asegurar la conservación de la biodiversidad y la estabilidad climática, toda la región debe incrementar la creación de
áreas protegidas, como tierras indígenas, unidades de conservación y otras áreas de gestión sostenible, y mejorar la gestión y protección de las áreas protegidas existentes.
2. OTRA ECONOMÍA ES POSIBLE: LA BIOECONOMÍA
Para enfrentar este complejo contexto social y ambiental, es necesario desarrollar nuevas alternativas económicas para los pueblos de la Amazonía. La bioeconomía es un sistema económico que mantiene el bosque en pie y protege a los pueblos originarios, valorando el conocimiento tradicional y promoviendo la innovación científica. Tiene el potencial de ser un sistema económico alternativo que promueva el desarrollo sostenible y genere ingresos a través de actividades inclusivas y socialmente responsables, permitiendo que la biodiversidad prospere. Por su vasta biodiversidad, recursos biológicos y conocimientos tradicionales, la bioeconomía amazónica puede convertirse en una alternativa a la deforestación y degradación de la naturaleza. Esto requerirá inversiones públicas y privadas, y regulaciones que permitan asegurar estas inversiones mientras se materializa una distribución equitativa de los beneficios para sus habitantes.
3. INFRAESTRUCTURA VERDE
Existe la necesidad de desarrollar una infraestructura verde que permita nuevos modelos de negocios y apoye el desarrollo sostenible. Este tipo de infraestructura no incluye los tradicionales grandes proyectos de infraestructura «gris» que estamos acostumbrados a ver en la Amazonía, como las mega represas, las perforaciones petroleras o las grandes carreteras desarrolladas en el siglo pasado. Estos solo exacerbarán la destrucción ambiental y la pérdida de biodiversidad, acelerando así el cambio climático. La infraestructura que necesita la Amazonía es aquella que crea las condiciones para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, preservando la diversidad biológica.
4. HACER FLUJO DE FINANCIAMIENTO
La protección de la Amazonía depende del aumento de los recursos financieros de los países amazónicos para hacer frente a los desafíos ambientales y de biodiversidad de la región. Existen mecanismos de transferencia financiera bien conocidos para habilitar recursos para proteger y restaurar la Amazonía. Estos incluyen mercados de carbono, pago por servicios ecosistémicos, pagos basados en resultados, etc. Mientras varios países de la cuenca del Amazonas se preparan para diseñar sus sistemas nacionales de créditos de carbono y biodiversidad, implementarlos a nivel regional crearía economías de escala y haría que las inversiones en el ecosistema fueran más atractivas. El Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal y su futuro fondo son un trampolín vital para acelerar la acción en todos los sectores y en toda la sociedad para lograr los objetivos y metas y resaltar la necesidad urgente de abordar los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad.
La Amazonía es un ecosistema esencial para asegurar el futuro de la biodiversidad y el equilibrio climático de toda la región y más allá. Los países amazónicos aún tienen la oportunidad de cambiar las trayectorias actuales y dar pasos para hacer realidad en la Amazonía la visión global de vida y prosperidad en armonía con la naturaleza. Los esfuerzos regionales, como la próxima Cumbre de la Amazonía que se llevará a cabo en la ciudad brasileña de Belém en agosto de 2023, tienen el poder de alinear esfuerzos rápidamente e iniciar transformaciones sistémicas para garantizar la protección y restauración de los ecosistemas amazónicos, asegurando al mismo tiempo el desarrollo sostenible de su pueblos
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